Por Lida L. Sigas
El tiempo corriendo redundantemente, repitiéndose sobre sí mismo, sin renovaciones. Esto ya es algo común; así que te pregunto: ¿sabes qué vas a hacer? En realidad yo sé la respuesta: NADA. No hay nada que puedas hacer, decir e incluso, casi tampoco hay nada nuevo que puedas pensar.
Entonces tomas un lápiz, pincel, o lo más conveniente de lo que tengas a mano y comienzas a esbozar incertidumbres. Sobreviene un manojo de símbolos conducentes a las mismas ideas. No los buscas, aparecen de manera inexplicable y solo después logras la conexión: ¿enmarañada? ¿críptica? Probablemente. Esas representaciones que fungen como tus palabras, como tus mejores herramientas para comunicarte, tú sabes que pueden ser un camino trillado, lugar común. OK. Aceptas el reto. Aceptas lidiar nuevamente con toda tu herencia occidental de búsquedas constantes de verdades absolutas y autorreconocimientos a veces insípidos; así como también aceptas la presencia impertinente de aquellas imágenes que siempre te están dando vueltas.
Tienes además la recurrencia del dibujo, que a pesar de tus indagaciones en otros soportes aparece ineludiblemente. Su inmediatez ahora te proporciona la dosis de veracidad necesaria para modelar eso que cotidianamente te obsesiona. Por otro lado piensas que el descontexto natural donde han nacido tus figuras, apenas recortadas sobre la cartulina blanca, alude a una vocación de universalidad o a una necesidad de anonimato para el emplazamiento de tus preocupaciones. ¿Por qué? ¿No quieres encasillarte? ¿Es que quieres ser evasivo, tangencial? Se te ocurre que también pudieras agregarle algún dato aclaratorio al microcosmos de tus pensamientos plasmados en el papel, con tal de anclar en algún punto la lectura, pero después decides que no quieres ser evidente con tus ideas porque son tu reducto, tu mejor lugar, y quien llegue debe merecerlo.
Sabes bien que a la postre tus cuestionamientos crecen a la sombra de un amor de raíces profundas y con muchas vetas de resistencia; pero no puedes evitar burlarte un poco de tu obstinación…
En fin… todo esto desborda muchas interrogantes ya, muchas calles sin salida. Demasiadas preguntas sin respuestas certeras. El hastío. Ya está bien por ahora, ya está bien de ser eco de la tautología que te rodea ¿verdad?
Publicado en el plegable de la exposición Filantropía. Galería La Casona (Génesis Galerías de Arte) La Habana, Cuba.
Publicado en artnews.org y en artmap.com